"...En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellori de lo más fino..."

Paradas

Son todos esos lugares que pasan desapercibidos después de partir y llegar en cada etapa, esos lugares que sirven de charla, de descanso o de lugar de reposo, antes de concluir cada una de las etapas que componen un trayecto de más de 1.500 kilómetros.

Saber que cuando se viaja, “la curiosidad se vuelve continua, pues todo es nuevo y quieres conocerlo”. Creo que esta frase define lo que uno siente cuando viaja y se mueve, poder parar donde uno siente que merece la pena pasar un rato contemplando aquello que pasa ante los años del viajero.

Lo primero que uno contempla son las características de los pueblos de nuestra tierra, las faenas agrarias y los aperos de labranza, que son utilizados para cosechar y sacarle partido a nuestra tierra.

Más tarde uno se para ante la belleza de los pueblos que se cruzan en el camino.

Mientras uno pedalea multitud de paisajes y entornos te hacen que dejes de dar pedaladas para contemplar la belleza de un prado, un valle, una montaña, el cauce de un río y la vista panorámica que te ofrece el camino por el que uno está transitando.

Otras veces la llanura te hace ver lo pequeños que somos en la inmensidad de los campos de labranza o lo duro que debe ser trabajar la tierra para sacarle fruto.

 De vez en cuando se cruza algún animal que te hace parar, desde esos pequeños animales de campo, como son los conejos y las liebres, las perdices que emprenden el vuelo al pasar a su lado; o los ciervos y cervatillos que se asustan en la zonas de sierra; o ese grupo de buitres, más de un centenar que emprendieron el vuelo a nuestro paso por un camino del valle de Alcudia, antes de llegar a la carretera de Brazatortas.

Algunos de esos momentos:



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